Ángel trompetero

Bienes de Interés Cultural (BIC)
Escultura

La figura de Ángel trompetero se erige como un testimonio significativo del arte barroco en el Principado de Asturias, destacándose no solo por su estética, sino también por su importancia histórica. Esta obra única, cuya existencia se remonta al siglo XVIII, presenta un bulto redondo que captura la atención de los espectadores. Con unas dimensiones de 100 x 50 x 100 centímetros, Ángel trompetero es una escultura que refleja la maestría en la talla, dorado y pintura de la madera, técnicas que eran emblemáticas de la época.

El siglo XVIII fue un período de esplendor para el arte barroco, caracterizado por su dramatismo y ornamento. En este contexto, Ángel trompetero se distingue por su representación cuidadosa y detallada, que encarna los valores estéticos de su tiempo. La obra no solo resalta la habilidad del artista, sino que también ofrece una visión sobre las creencias y prácticas religiosas que eran predominantes en la sociedad de aquel entonces.

Registrada bajo el código A-I-M - 03 - 0000794 - 00000, Ángel trompetero forma parte del inventario general del patrimonio cultural asturiano. Su anotación preventiva en el Registro de Bienes de Interés Cultural evidencia su valor no solo artístico, sino también cultural y legal. Esta información es crucial, ya que garantiza la protección y conservación de la obra, permitiendo que futuras generaciones puedan apreciarla en su contexto histórico.

La fecha de incoación, el 29 de junio de 1992, señala un momento importante en la historia de la conservación del patrimonio cultural en Asturias. Desde entonces, Ángel trompetero ha sido objeto de estudio y admiración, convirtiéndose en un símbolo de la riqueza cultural de la región. El organismo responsable de su conservación, el Principado de Asturias, ha asumido la tarea de velar por su estado, asegurando que esta pieza excepcional del barroco asturiano permanezca accesible tanto para investigadores como para el público en general.

En conclusión, Ángel trompetero no es solo una obra de arte, sino un vínculo tangible con el pasado, que nos permite explorar las creencias, técnicas y estéticas de un tiempo que, aunque distante, sigue resonando en nuestra actualidad. Su preservación es fundamental para mantener viva la memoria cultural de Asturias y para continuar el diálogo sobre la evolución del arte en nuestra sociedad.