Abanico con su caja, decorado con un caballero herido en cama

Bienes de Interés Cultural (BIC)
Objetos Artísticos

En el ámbito de la orfebrería, el Abanico con su caja, decorado con un caballero herido en cama se presenta como una obra singular que refleja la maestría de su época. Este objeto, inscrito en el Registro de Bienes de Interés Cultural, destaca no solo por su función utilitaria, sino también por su valor artístico y cultural. La obra se encuentra registrada bajo el código I-M - 16 - 0004194 - 00000, y forma parte del inventario general de la comunidad autónoma del País Vasco.

El Abanico con su caja, decorado con un caballero herido en cama se clasifica dentro de la tipología de orfebrería, aunque no se especifica su técnica. Sin embargo, su diseño meticuloso y su ornamentación sugieren un nivel de detalle que invita a la admiración. La imagen de un caballero herido en cama, que decora el abanico, evoca narrativas de valor, sufrimiento y la fragilidad de la condición humana, temas recurrentes en las artes decorativas de distintas culturas.

La fecha de incoación de esta obra data del 10 de enero de 2003, y su declaración se formalizó el 4 de octubre del mismo año. Estos hitos indican el reconocimiento del Abanico con su caja, decorado con un caballero herido en cama dentro del marco legal que protege los bienes culturales. La gestión de este patrimonio recae en el organismo responsable del País Vasco, que vela por la conservación y difusión de su riqueza cultural.

Es importante resaltar que la información registrada en el inventario está destinada exclusivamente a fines informativos y comprende aspectos clave como la identificación y la situación jurídico-administrativa de la obra. La inclusión del Abanico con su caja, decorado con un caballero herido en cama en este registro subraya la importancia de los objetos de arte como portadores de historias y legados culturales, promoviendo una apreciación más profunda de nuestro patrimonio histórico.

Así, esta pieza no solo representa un objeto decorativo, sino también un testimonio de la destreza artesanal y de las narrativas visuales que han pervivido a lo largo del tiempo, ofreciendo a los espectadores un vínculo tangible con el pasado. La contemplación del Abanico con su caja, decorado con un caballero herido en cama invita a reflexionar sobre el papel del arte en la sociedad y la manera en que los objetos pueden comunicar emociones y relatos a través de su diseño y simbolismo.