En el ámbito del arte contemporáneo, la obra titulada Adrián se destaca como un ejemplo significativo del trabajo del pintor Joaquín Torrents Lladó. Este cuadro, realizado en 1973, pertenece al siglo XX y refleja la maestría del autor en el uso de la técnica del óleo sobre tela. Con unas dimensiones de 130 x 97 centímetros, Adrián se presenta como una pieza de considerable envergadura, lo que le otorga una presencia notable en cualquier espacio expositivo.
La pintura Adrián forma parte de un extenso inventario de mil obras, lo que indica no solo la prolífica producción de Torrents Lladó, sino también la relevancia de su trabajo en el contexto del arte balear y español. Su registro está debidamente documentado en el Registro de Bienes de Interés Cultural, donde se encuentra clasificado con el código A-I-M - 01 - 0002612 - 00028. Esta catalogación no solo proporciona un marco administrativo y legal para la obra, sino que también subraya su importancia cultural en la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares.
La fecha de incoación de Adrián, el 28 de abril de 1997, y la posterior publicación en boletín el 7 de julio del mismo año, evidencian el interés por preservar y proteger el patrimonio artístico. Este proceso administrativo es fundamental para asegurar que obras como Adrián sean reconocidas y valoradas en su contexto adecuado. La anotación preventiva en el inventario general también resalta la intención de resguardar la obra frente a posibles alteraciones o daños.
El estatus cultural y legal de Adrián es un aspecto esencial en su valoración. La obra no solo es un reflejo de la técnica y estilo de Torrents Lladó, sino que también forma parte de la memoria colectiva de las Islas Baleares. Al estar registrada y catalogada, Adrián se integra en un patrimonio que es accesible para futuras generaciones, garantizando que su valor artístico y cultural sea apreciado a lo largo del tiempo.
En conclusión, la obra Adrián no es solo un ejemplo del talento de Joaquín Torrents Lladó, sino que también es un testimonio del compromiso de las instituciones culturales por preservar el patrimonio artístico. Su existencia en el Registro de Bienes de Interés Cultural subraya la importancia de la documentación y la protección de obras que, como Adrián, forman parte integral de nuestra historia cultural.
