Abanico (1) es una obra de arte que representa un valioso ejemplo de la tradición cultural de Navarra. Este objeto, cuya autoría se atribuye a Ocon, J., destaca no solo por su estética, sino también por la técnica utilizada en su creación: la pintura sobre nácar. Esta técnica, que implica un meticuloso trabajo artesanal, confiere al Abanico (1) una luminosidad y delicadeza que son características de los objetos elaborados con este material.
El Abanico (1) se encuentra registrado con el código I-M - 13 - 0000339 - 00000 en el inventario general de bienes culturales de Navarra, y su inclusión en la sección de Etnografía subraya su relevancia dentro del patrimonio etnográfico de la comunidad. El proceso de incoación de este bien se formalizó el 21 de junio de 1993, y poco más de un mes después, el 22 de julio de 1993, fue declarado bien de interés cultural. Este estatus legal no solo protege la obra, sino que también asegura su preservación para las futuras generaciones.
La pintura en el Abanico (1) no es solo una manifestación artística; es un testimonio de la cultura y tradiciones de Navarra. Su diseño y los motivos que adornan su superficie reflejan elementos iconográficos que han sido transmitidos a lo largo de los años, convirtiendo este abanico en un objeto de admiración y estudio. Cada detalle, desde la selección de colores hasta la disposición de las figuras, está cuidadosamente pensado para evocar sensaciones y emociones que resuenan con la historia de la región.
La conservación de obras como el Abanico (1) es fundamental para la identidad cultural de Navarra. Organismos responsables, como el del Gobierno de Navarra, juegan un papel crucial en la gestión y protección de estos bienes. Al estar incluido en el Registro de Bienes de Interés Cultural, se garantiza no solo su mantenimiento físico, sino también su difusión y el reconocimiento de su valor entre la ciudadanía y los visitantes.
En resumen, el Abanico (1) no es simplemente un objeto decorativo; es una pieza significativa de la herencia cultural navarra que merece ser valorada y estudiada. Su historia, técnica y el contexto en el que se inscribe lo convierten en un símbolo del arte y la cultura de esta comunidad, invitando a una reflexión más profunda sobre la importancia de conservar y promover nuestro patrimonio cultural.
