En el ámbito del patrimonio cultural, la Cajonera emerge como una pieza significativa que encapsula no solo la funcionalidad del mobiliario del siglo XVIII, sino también la rica tradición artesanal de las Islas Canarias. Esta obra, catalogada bajo el código R-M - 04 - 0000228 - 00000 en el Registro de Bienes de Interés Cultural, destaca por su diseño y técnica, presentando unas dimensiones de 4 x 84 x 28 centímetros.
La Cajonera, elaborada en madera policromada, es un claro ejemplo de la maestría que caracteriza a los artesanos de su época. Esta técnica no solo proporciona un acabado estético atractivo, sino que también refleja la habilidad y el conocimiento de los artesanos que trabajaron en su creación. La diversidad de colores y la atención al detalle en el trabajo de la madera hacen de esta pieza un objeto de admiración tanto por su utilidad como por su valor artístico.
Incorporada en la categoría de mobiliario, la Cajonera pertenece a una época en la que el diseño de los objetos cotidianos estaba impregnado de un sentido estético que va más allá de lo funcional. En el siglo XVIII, el mobiliario no solo servía para satisfacer necesidades prácticas, sino que también era un medio de expresión social y cultural. La Cajonera de esta época, con su delicada policromía, refleja un periodo de esplendor en el que el arte y la vida diaria se entrelazaban.
El Registro de Bienes de Interés Cultural, donde se encuentra documentada la Cajonera, proporciona información fundamental sobre su identificación y su situación jurídico-administrativa. La fecha de incoación, 24 de febrero de 2003, marca un hito en la protección de esta obra, asegurando su preservación para las futuras generaciones. Este organismo responsable en Canarias no solo se ocupa de la catalogación, sino que también promueve la valoración del patrimonio cultural, reconociendo la importancia de objetos como la Cajonera dentro de la identidad canaria.
En conclusión, la Cajonera no es solo un mueble; es un testimonio de una época y un lugar. Su existencia en el registro de Bienes de Interés Cultural subraya su relevancia en el patrimonio canario y su valor como símbolo de la destreza artesanal del pasado. La protección y el estudio de esta pieza nos invitan a reflexionar sobre la historia y la cultura que nos rodean, recordándonos la importancia de salvaguardar nuestros bienes culturales para el enriquecimiento de nuestra identidad colectiva.
